"Un dibujo lo dice todo"

“Lo único que quiero es que mi madre deje de enfadarse”, dice este menor maltratado psicológicamente por su madre. En el dibujo, ésta aparece como una figura enorme y amenazante, con terribles fauces, sobre el crío, empequeñecido.
Niño de 14 años




Un sol dominante y agresivo, que todo lo envuelve, en medio de una furia de colores. Una bestia engulle un cerebro, ante la mirada suplicante de un niño. El autor de este dibujo vive en una familia desestructurada, con episodios de maltrato físico y emocional entre los padres y  hacia los hijos. Se sospecha que el crío pueda ser víctima de abusos sexuales por parte de su padre
Niño de 9 años




Se trata de una víctima de abusos sexuales por parte de su hermano de 12 años, con sospechas de que existiera incluso penetración. Antes de recibir asistencia psicológica, la niña presentaba hiperactividad y problemas de atención en el colegio. Llegó a verbalizar a una profesora: “Mi hermano me mete mano y me folla”. En sesión clínica, el psicólogo le pidió que se dibujara a sí misma. Se autorretrata con mirada de vigilancia, subrayada por el tamaño de los ojos; omitiendo o tachando algunos detalles corporales (como la boca) y añadiendo  de forma relevante- genitales masculinos a su figura de niña.
Niña de 7años




La Huella del maltrato
Niño de 12 años, el menor de tres hermanos víctimas de abandono emocional por parte de los padres. El crío sufre marcadas carencias afectivas desde los primeros meses de vida, a las que se suma un fuerte rechazo en su entorno escolar. “Hacen lo que quieren conmigo”, explica. En dibujo libre, se autorretrata enfadado. La pintura presenta una gran distorsión de la figura, infrecuente en un niño de su edad.
Niños de 12 años







Niño de siete años que ha vivido maltrato emocional y, en menor medida, físico a manos de su madre. Los mensajes que el crío recibe de ésta señalan su inutilidad y su incapacidad, así como su maldad. El pequeño interioriza esos mensajes hasta el extremo de verse a sí mismo como una especie de ogro. “Me encanta ser un monstruo”, afirma, resaltando los aspectos negativos. Presenta también una gran dosis de rabia y escasa empatía.
Niño de 7 años




Sufrió abusos sexuales por parte de su padre desde los seis meses de edad: violada vaginal y analmente. Tras la separación conyugal, la menor se quedó a vivir con él hasta que se desveló el maltrato. Al iniciarse la evaluación psicológica, la cría mostraba trastornos de alimentación, conducta agresiva, pobres relaciones con sus iguales, desconfianza, vergüenza, culpa, pesadillas, rabia y miedos. En dibujo libre, representó así a su padre. “Ésta es la tortura que quiero [para él], o peor”, formula la pequeña. Una especie de crucifixión con elementos muy claros: cadenas, flechas, amputación de los genitales, desangramiento.
Niña de 10 años




Víctima de abusos sexuales por su padre, por su madre y por sus hermanos mayores, la chica abusaba a su vez de su hermano pequeño. Desde los 12 años presentaba una conducta en extremo promiscua, síntoma evidente del horror a que había estado sometida. Durante mucho tiempo, la menor no pudo hablar de lo sucedido; el relato de los hechos se hizo esperar. En dibujo libre, la cría pinta a todos los miembros de su familia tocándose entre sí. Ella, a la izquierda del dibujo, siente su cerebro a punto de estallar de tanta presión. El papel aparece muy arrugado, en un rapto de angustia, la niña intentó romper el dibujo, deshacerse de él
Niño de 14 años




Un padre ausente y una madre incompleta que se aleja. Una “mamá globo”. Por eso los niños (la propia víctima y su hermano) tienen unas piernas tan largas, para intentar acercarse a ella. La cría retrata, en dibujo libre, a su familia; el padre ni siquiera aparece (la pareja está separada). Es víctima de maltrato emocional por parte de ambos progenitores, y de posible maltrato físico y sospecha de abuso sexual por el padre. La niña presenta dificultades de adaptación
Niña de 7 años




 Niña de cinco años maltratada físicamente por su padre y testigo de las palizas que éste propinaba con regularidad a su madre. La pequeña retrata una figura con enormes orejas y boca, que escuchan y gritan pidiendo que finalice de una vez por todas tanta violencia. Al estilo de “El grito”, pintura de Munch. Hay rabia y agresividad reflejadas con trazos enfáticos y claros.
Niña de 5 años





En el suplemento semanal de el País del domingo 18, venía un reportaje escalofriante sobre “La huella del maltrato“. Se trata de una exposición de dibujos realizados por niños y niñas maltratados organizada por AVAIM (Asociación Vasca para la Ayuda a la Infancia Maltratada). Físicamente, sexualmente o psicológicamente. Incluso los tres a la vez. El suplemento enseñaba algunos de los dibujos realizados, dignos de películas de terror. Desgraciadamente y como suele suceder, la realidad supera ampliamente a la ficción.

Tremendo.


"CADA ABUSO QUE EVITAMOS, SON MUCHAS VIDAS QUE SALVAMOS"
 
Helga F Moreno