¡Me gustaría tanto poder entender la mente del ser humano! Soy consciente que es algo bastante complicado, porqué no entendemos ni la propia como para esperar entender la del resto.
Tras sufrir los que recuerdo claramente que fueron los primeros abusos sexuales a mis ocho años, (matizo la palabra "recuerdo" pues no siempre eres consciente siendo niño de lo que te están haciendo), sufrí una especie de crisis de identidad de género. Como todos los años, me cortaban el pelo corto como a un chico, conste que sigo sin entender los motivos que llevaban a mi familia a semejante ritual, y haciendo uso de esa característica me cambié el nombre y me hacia llamar Javier. Decía que era un chico. Incluso entraba en el baño de las mujeres y me gustaba que me echaran de los mismos creyendo que era un niño. Mi plan funcionaba, sentía que si lograba engañabar a los demás respecto a mi género podía ser factible cambiar mi identidad sexual. Ya no sería nunca más una niña, sería niño.
A los doce años, cuando los abusos seguían sucediéndose en casa, había una chica en mi clase que recuerdo me atraía mucho. Parecía un chico, el pelo corto, ademanes muy masculinos; me gustaba esa chica. Yo estaba muy sola, no tenía ninguna amiga en quien confiar, no tenía a nadie. Abuso sexual en casa, bullying en el colegio, alejada de mis padres y hermanos. Sola, estaba sola. Creo que en esa época la emoción por ver a esta chica era la única sensación un poco bonita que sentía. Ella me ignoraba, como si yo no existiera, y de casualidad un trimestre me tocó estar sentada a su lado, pupitre con pupitre. El resto de compañeras, ninguna me hablaba y si lo hacían era para insultarme y vilipendiarme. Yo le dejaba lapices, bolígrafos, le prestaba ayuda si veía que estaba atascada en alguna tarea. Estaba atenta a sus necesidades simplemente para que dirigiera su atención hacia mí. Me gustaba su colonia, creo que era Farala, no se si la hacen aún. Me hacia sentir muy bien cuando se dignaba a dirigirme la palabra, ajena a todo lo que yo sentía. Creo que me enamoré, en mi mente infantil y tan carente de afecto, un poco de ella.
Con el transcurrir de los años, nunca más volví a sentir nada igual por una chica. Tengo una buena amiga, hablo de hace pocos años, que es lesbiana, homosexual y me comentaba que había estado casada. De hecho es madre y ahora estaba con una pareja mujer. La chica en cuestión, la pareja de mi amiga, también había sufrido abusos sexuales en su infancia y me comentó que no quería saber nada de hombres desde que le sucedió el abuso sexual en su infancia/adolescencia.
Todas estas personas que he ido conociendo a lo largo de mi vida, desgraciadamente muchas de ellas con este nexo en común de los abusos sufridos, me han hecho reflexionar hasta que punto un abuso sexual en tu infancia llega a romper tus esquemas de identidad y lo que debería ser innato y/o natural en el ser humano, como otros tantos aspectos en la vida de una persona, se convierte en un laberinto de dudas.
"CADA ABUSO QUE EVITAMOS, SON MUCHAS VIDAS QUE SALVAMOS"
Helga F Moreno