Me crié con mi abuela a la que llamé siempre "mamá". Con mi verdadera madre biológica, siempre que tenía que hablar con ella, yo me afanaba por buscar en mi mente de niña la manera de empezar la frase sin tener que decir mamá. Sentía que la palabra "mamá" ya tenia una destinataria, mi abuela, que aunque me estaba criando ella como madre, en realidad no lo era.
Obviamente para mí suponía un gran esfuerzo tener que modificar, antes de empezar una conversación, toda la estructura de la frase para no herir los sentimientos ni de una ni de otra. Reconozco que a veces era una tortura tener que mantener una conversación cuando estaban ambas, me generaba mucha ansiedad tener que evitar que se sintieran mal por ese hecho. Realmente me doy cuenta de la enorme empatía y capacidad de resolución de conflictos que yo tenía para mi corta edad y el miedo que tenía a herirlas, a que por mi culpa se sintieran minusvaloradas o despreciadas.
En definitiva, creo que ante la animadversión que se profesaban ambas la única que en esos momentos pensaba en no herir a otros era yo, que casualmente era la que mas herida resulté siempre en todas y cada una de sus batallas.
"CADA ABUSO QUE EVITAMOS, SON MUCHAS VIDAS QUE SALVAMOS"
Helga F Moreno
Helga F Moreno