Hablar de los abusos que sufrimos en nuestra infancia, hablar de las secuelas que nos han conllevado, no es incompatible con vivir en sociedad y seguir siendo esa hermana, amiga, compañera, vecina que todos conocen.
A veces, todas estas personas que sí te conocen y también las que no, malinterpretan estas dos versiones de ti mismo, o lo que quizá no les interesa es lo que tú les explicas. Alguien que ha sufrido abusos sexuales en la infancia, puede contarte su historia pero también puede estudiar, puede trabajar, ser
madre, ir al cine, divertirse con sus amigos, con su pareja; puede, a pesar de las secuelas, llevar una vida dentro de lo que muchos consideran "normalidad". A pesar de las secuelas de esos abusos, de esas secuelas de las que nadie quiere hablar y sobre las que te invitan a mantenerte en silencio. Hablar de los abusos sexuales que marcaron nuestra infancia, y de esas
secuelas contra las que luchamos día a día, no está reñido con tener vida. ¿Acaso las personas que no han pasado por
abusos tienen vidas perfectas?, ¿acaso no tienen que luchar
con problemas cotidianos, económicos, emocionales, laborales, igual que
todos nosotros? Simplemente, con nuestro testimonio, con nuestra
propia historia, estamos INFORMANDO de que los abusos sexuales en la infancia existen, suceden y
que tienen consecuencias. Que no hay que mirar a otro lado cuando sospechamos que un niño está siendo abusado, que no hay que mirar a otro lado ni menospreciar a un adulto cuando
tiene la valentía, cuando tiene el valor de romper su silencio.
En
definitiva, somos guerrer@s que contamos nuestra historia, y al hacerla pública no solo liberamos nuestra propia carga sino que, de alguna manera, ayudamos a liberar la de los demás.
"CADA ABUSO QUE EVITAMOS, SON MUCHAS VIDAS QUE SALVAMOS"
Helga F Moreno
"CADA ABUSO QUE EVITAMOS, SON MUCHAS VIDAS QUE SALVAMOS"
Helga F Moreno