https://www.youtube.com/watch?v=03GGX_kWg18
Cuando empecé a sufrir abusos sexuales siendo niña tenía miedo y pesadillas casi
todas las noches. Me volví
introvertida, mis notas escolares descendieron y a causa de todo ello sufrí
bullying por parte de compañeras de clase los últimos tres años de educación primaria. El tentáculo ya había llegado a mi vida.
En la adolescencia escondí esos abusos sexuales en los más recóndito de mi mente
para poder sentir que era normal, para creerme y autoconvencerme que era como los demás. Pero irrumpió en mi vida la ansiedad, la promiscuidad sexual, la rebeldía por no entender qué me estaba pasando. Me sentía diferente y no comprendía el porqué. Aparecieron las secuelas, aparecieron las consecuencias, apareció el estrés postraumático. El tentáculo seguía aquí.
A los dieciocho años escapé de mi casa. Acabé casi en la calle, sobreviviendo como podía, cayendo en manos de personas que aprovecharon esa vulnerabilidad en la que yo me encontraba. Acompañaron también mi vida intentos
de suicidio, anorexia, bulimia, amistades conflictivas y parejas maltratadoras. Y mucha soledad y abandono. El tentáculo crecía y continuaba deslizándose.
No obstante, mi lucha sigue siendo a diario para seguir aprendiendo a sentir de nuevo, para reaprender a vivir. El tentáculo sigue presente a día de hoy.
Es desagradable este tentáculo, ¿verdad? Pues con este tentáculo tan
desagradable es con el que tenemos que lidiar la mayoría de
supervivientes todos los días de nuestra vida. Ya va siendo hora que a los Abusos Sexuales en la Infancia, a
sus secuelas y a todas las diversas consecuencias que comportan en la vida de quien los
sufre, se les de la importancia que realmente tienen y se actúe en consecuencia.
Por favor, no seáis cómplices del tentáculo.
"CADA ABUSO QUE EVITAMOS, SON MUCHAS VIDAS QUE SALVAMOS"
Helga F Moreno