"Cerrando capítulos"


Cerrando capítulos de mi vida, este va a ser uno más de todos ellos. Esta es mi última entrada en este blog como superviviente de abusos sexuales en la infancia, mi más amplio diario de vida y como no, de reconstrucción. Último post que escribo aquí, ya que no me queda mucho por contar que no haya dicho ya en todo este tiempo. 

He tratado de visibilizar durante catorce largos años mi testimonio, mi historia, mi interior, desgranando y analizando, públicamente, todas esas turbulencias emocionales que impregnan una vida, la mía en este caso, marcada por unos abusos sexuales sucedidos durante mi infancia. Consciente del condicionante que han supuesto para el resto de mi camino, este proceso de crecimiento me ha catapultado a ser la persona que ahora soy, adulta, madura, reflexiva y porque no, más sabia que hace años. 

He aprendido a base de palos en muchas ocasiones, de experiencias, de decepciones y dolor. Dolor recibido a lo largo de mi vida desde mi infancia hasta el día de hoy por parte de personas a las que consideré aliadas, amigas, protectoras, compañeras. Y quizá he pecado de inocente por creer, después de todo, en que la parte buena de las personas aflora siempre antes que la mala. Pero no ha sido así. He podido ver, muy a mi pesar, la parte oscura y egoísta de muchas de estas personas que han visto en mi vulnerabilidad, y sí, algunas también en mi evolución, un saco de boxeo en el que volcar sus fustraciones vitales. Y han dolido sí, ciertamente han dolido cada uno de esos golpes asestados, no tanto por la dureza de los golpes sino por parte de quien venían. Discusiones, insultos, menosprecios y hostigamientos virtuales en facebook y twitter por parte de algunos sectores del feminismo, e incluso por parte de también supervivientes y de asociaciones contra el ASI, han sido el colofón último a estos catorce años de desnudar mi alma, de compartir mis reflexiones, opiniones, conclusiones, y de visibilizar mi testimonio que, durante mucho tiempo, pensé sería de ayuda para esta causa. Pero nadie merece por ello insultos, ni amenazas, ni hostigamientos. Yo no los merecía. Pero soy muy consciente de que este mundo no es perfecto y quienes lo habitamos tampoco. 

Pero no me pesa, al menos no tanto como antaño, cuando estas decepciones me quitaban el sueño y me hundían en un pozo de inflexión y victimismo. No. Ahora todos estos percances, estas piedras en el camino que hace años me hacían caer, me han servido para tomar impulso, para apoyarme en ellas y saltar con más fuerza si cabe y así proseguir mi camino, conociendo de antemano que piedras como estas siempre las ha habido y siempre las habrá. Como superviviente de abusos sexuales en la infancia, este periodo de tantos años de autoanálisis y progresión evolutiva, ha supuesto un antes y un después en descubrimientos de mi misma, de esa niña ahora convertida en mujer que siempre ha luchado por sobrevivir, que siempre ha pugnado por salir a la superficie de todo ese lodo en el que se veía hundida y del que creía nunca poder escapar. Y sí, he conocido personas que me han aportado, que me han enseñado y por desgracia otras muchas que me han herido, desilusionado, decepcionado y que, en vez de haberme aportado, me han apartado.  

Cuando la víctima entiende que deja de necesitar ser salvada, en muchas ocasiones el salvador se ofende.

Todo pasa y todo llega, de todo se aprende y de lo malo sacas lecciones de vida muy válidas que aunque como digo son dolorosas, también son cruciales para poder seguir adelante sin lastres ni rémoras, obstaculizándote el camino. No sé si algún día se conseguirá un mundo sin más víctimas, sin más supervivientes, sin más agresores de esta lacra, pero sigo repitiendo que sin PREVENCIÓN no hay solución. Así es la vida y así yo la he contado, la mía, con ánimo de ayudar, de visibilizar y de aportar un poco de claridad a este oscuro secreto que, desgraciadamente, aún muchos guardamos en nuestra historia. 

Cada abuso que evitamos, son muchas vidas que salvamos.

Helga F Moreno