"Indefensión aprendida y desconfianza"




Las relaciones de amistad, de pareja, de una persona que ha pasado por abusos sexuales en su infancia suelen ser normalmente complejas y tormentosas. Tiendes a buscar, sin ser consciente de ello, personas que de alguna manera te anulan, te humillan y te hacen sentir como te sientes siempre, como un objeto sin valor al que pueden machacar y obviamente te das cuenta siempre demasiado tarde, cuando ya vuelves a estar dentro de esa espiral. Y vuelves a caer una vez y otra.

Tuve relaciones de amistad y de pareja que no solían acababar bien. Algunas de ellas, no todas pero sí la mayoría, eran personas con vidas bastante desestructuradas, ¡parecía que hacía una entrevista antes de conocerlas porque todas coincidían en los mismo parámetros. Yo no estaba bien, nunca me acababa de sentir cómoda con estas personas, se convertían siempre las relaciones en un infierno que añadido además a mis trastornos alimenticios, mi inestabilidad y carencia de apoyos era un cóctel explosivo. Me veía sola, enganchada, dependiente completamente de relaciones que no me aportaban más que dolor, angustia y por supuesto, más soledad.

La desconfianza hace mella en la vida de muchas personas víctimas de abusos sexuales en la infancia, y esa es una condena que pesa y mucho.  
En conclusión no te fías de nadie, ni de amigos ni de parejas. Me sentía muy sola y estaba convencida que no merecía nada mejor, que era culpa mía y que por ello me salían todas estas relaciones mal. A día de hoy aún me dura parte de esa desconfianza, sobretodo con las amistades, no tanto con mi actual pareja. Es verdad que lo que más me gustó de él fue el que no se parece en nada a todas esas anteriores relaciones. No cumple ninguno de los requisitos que tanto odio, de la imagen que yo tengo formada de algunas personas, tanto de hombres como de mujeres, cosa que yo agradezco enormemente y lo que nos ha llevado a hacer duradera la relación con complicidad, cariño, amistad y amor.
 
El mundo personal de cualquiera, ya de por si es complejo, pero el de una victima de abusos sexuales en su infancia, todavía lo es más. 
Puede llegar a convertirse en una verdadera pesadilla.


"CADA ABUSO QUE EVITAMOS, SON MUCHAS VIDAS QUE SALVAMOS"

Helga F Moreno