Cuando el abusador aprovecha su grado de superioridad con la víctima
para vulnerar todo su ser, empieza a trazarse ese tatuaje en el alma.
Los primeros esbozos ya están hechos y la indefensión aprendida acabará de completar los dibujos grabados con sangre. Saliendo a la vida desde las puertas de una infancia y una adolescencia
hechas jirones te encuentras más “artistas” que van perfilando los
diseños, cada vez más profundos, cada vez más dolorosos, porque se trazan muchos de ellos encima de los primeros todavía en carne viva.
Y así se van completando una serie de dibujos en tu alma, desgarradores
y siniestros pero que vas conociendo porque ya forman parte de ti. Reconoces cada color, cada curva, cada trazo porque el daño que te han
infligido los “artistas” es similar al primero, al inicial, al que lo
empezó todo.
Y descubrimos que, el sentido de los tatuajes en la piel,
pasa a ser insignificante cuando lo comparamos con el de los tatuajes
del alma.
Son los tatuajes de la vida y esos son los que más significado tienen.
"CADA ABUSO QUE EVITAMOS, SON MUCHAS VIDAS QUE SALVAMOS"
Helga F Moreno