Esta muy claro, cuando hablas, cuando rompes el silencio es cuando empiezas a sanar. Es un paso primordial que nos cuesta años, décadas el poder darlo. Es una de las primeras victorias en las que empezamos a ser ganadores.
Empiezas a sanar, sí, pero también empiezas a conocer la desfachatez humana, la poca sensibilidad, la carencia de empatía, la falta de comprensión y la falta de ganas de la mayoría de personas para entender a los que hemos sufrido abusos sexuales y/o maltrato psicológico en nuestra infancia. La frialdad, la pasividad para temas como este es palpable en todos los ámbitos, familiar, social, profesional.
Y si, digo todo esto porque normalmente nos falla la familia, nos falla la sociedad y nos fallan también, en muchas ocasiones, los profesionales e incluso los propios supervivientes cuando estamos en diferentes etapas del propio proceso de reconstrucción. Además de haber sufrido en la infancia y gran parte de nuestras vidas adultas, de tener que lidiar con las secuelas a diario, tenemos que encontrarnos con rechazos, marginación, invisibilidad,mucha ignorancia y poco interés por este tema y sus derivadas secuelas.
Agresor: protegido, defendido, encubierto.
Victima: silenciada, marginada, culpabilizada y estigmatizada.
Conclusión, fruto de
todo esto, la decepción hace mella en much@s supervivientes, que solo
encontramos palabras y postureo pero escaso o nulo apoyo. Y sí, eso duele y mucho.
"CADA ABUSO QUE EVITAMOS, SON MUCHAS VIDAS QUE SALVAMOS"
Helga F Moreno