Rodeamos a nuestras niñas y niños de medidas de seguridad, buscamos y
buscamos nuevos riesgos potenciales de cuales protegerlas. Les
advertimos del peligro de cruzar la calle sin mirar, del peligro de la
electricidad o el fuego, pero muy pocos advierten a sus hijos e hijas
del peligro de los abusos sexuales.
La información sobre los Abusos Sexuales en la Infancia no solo los protege de sufrirlos, sino
también de una vida marcada por las secuelas y sus consecuencias.
Copio a continuación un buen artículo de Àngels Gallardo en el diario EL PERIODICO
La reacción
de los padres de un niño que les relata un posible abuso sexual sufrido
en su persona determina la resolución de la agresión y prefigura si
tendrá consecuencias el resto de su vida. Además está en sus manos la
oportunidad de preparar a su hijo para que sepa captar si el adulto que
se le acerca oculta intenciones perversas, y de ellos depende que el
niño disponga de recursos para evitar el abuso. Sea quien sea el
agresor. En esto coinciden los psicólogos consultados y diversos
estudios que analizan unas agresiones que, advierten todos, suceden de
forma mayoritaria dentro de la familia o son cometidas por amigos del
pequeño, y que poquísimas veces son objeto de denuncia policial.
Diferentes
investigaciones sitúan entre un 15% y un 23% la proporción de niñas
(una mayoría) y niños que son objeto de abuso sexual. ‘Cuaderno de
Medicina Forense’ especifica que “en sentido estricto” (con lesión
física y psíquica graves) las agresiones sexuales afectan a entre un 4% y
un 8% de los menores en España. En las escasas ocasiones en que
trasciende que esto ha sucedido en una escuela, como ocurre estos días
en diversos centros de los Maristas en Barcelona y su área
metropolitana, el acto violento se convierte en un hecho social que
escapa al colegio implicado.
«En las
escuelas donde ocurren abusos se establece una especie de pacto de
silencio que funciona como en las mafias -explica la psicoanalista Laura
Kait, que atiende a niños y niñas víctimas de estas agresiones-. Cuando
alguien habla, ese pacto se rompe y de ahí que pueda surgir más de un
caso en una misma escuela». «En la familia -añade Kait-, el abuso se
oculta siempre, aunque internamente se rompan los lazos de relación».
«Ese niño, en especial si es preadolescente y empieza a adquirir caracteres sexuales de adulto, debe estar informado sobre lo que es un abuso -prosigue el psicólogo- y ha de saber cómo actuar: rechazarlo, salir corriendo y explicarlo a alguien de confianza». La familia, puntualiza el psicólogo, «siempre» habrá de asumir que su hijo tiene razón, sin juicios de valor, ya que un abuso es, por definición, una relación de poder desigual entre un adulto y un niño.
En esa preparación paterna previa no convienen los sobreentendidos, advierte el especialista. «Nadie debe tocarte los genitales o pedirte que le toques el pene a él, ni ha de darte un beso en la boca o pedirte que le enseñes los pechos -describe Puntí-. Así de explícitos deben ser los padres, esa es la forma de enseñar a discriminar, sin asustar, pero con datos suficientes».
Pueden advertirle incluso sobre las frases que el pederasta utilizará para chantajearle ante su posible delación. Un niño de 8 años no siempre puede discernir si las frases envolventes de un seductor son sinceras, o lógicas, y puede caer en la trampa de sentirse culpable. “El agresor puede amenazar al niño con desmentirlo si cuenta a alguien lo ocurrido -relata Puntí-. Le puede hacer dudar con frases del tipo: ‘Tú también lo has querido hacer’, o ’tú no me decías que no’. Si los padres le mencionan este tipo de frases, el pequeño estará sobre aviso”.
«Un niño sabe, porque sus padres debe transmitírselo así, lo que son las partes privadas de su cuerpo -considera Kait-. Ha de saber, porque lo vive a diario, que nadie le toca el pecho a mamá si no es papá. Sabe que cuando él está en el lavabo, nadie entra sin llamar porque es un espacio reservado: y lo mismo ocurre con su cuerpo. Nadie le ha de dar un beso en la boca mientras no sea adulto y se haya enamorado”.
Imagen : Pixabay
"CADA ABUSO QUE EVITAMOS, SON MUCHAS VIDAS QUE SALVAMOS"
Helga F Moreno